Tus ojos y los míos se cruzan en silencio. Una mirada cómplice. Una
sonrisa pícara. Me pongo colorada cada vez que me miras así, con deseo y
ternura al mismo tiempo, cuando siento cómo tus ojos avellana se clavan en mi
piel, intentando desnudarme con la mirada. Me pongo nerviosa y eso te hace
reír, divertido por la situación. Eres un poco cruel, no demasiado... y eso me
gusta. Me mordisqueo el labio inferior, clavando mis pupilas en las tuyas.
Adivinas la lujuria que siento ahora mismo??...... adivinas las ganas que tengo
de que me hagas tuya...?? de que me hagas sentir una y otra vez que soy yo la
única mujer que hay en tu vida. Llega un momento en que me quema observarte
así, y quiero arder en ese fuego. Mi corazón late apresuradamente cuando te
siento tan cerca.
Me tomas de la mano y mordisqueas mi oreja. Te frenas en seco para
susurrarme algo al oído. Pienso que estás loco. De nuevo otra sonrisita
nerviosa se dibuja en mi rostro. Sabes que, por supuesto, te deseo... y que no
hay nada que pueda negarte.
Me colocas delante de ti. Dices que quieres que note tu abultada
entrepierna. Me gusta.. Me pides con la mirada que te lo diga. Ha llegado un
momento en el que nos podemos comunicar sin llegar a la necesidad de hablar.
Conocemos a la perfección nuestras miradas, nuestros gestos, nuestras
reacciones...
Tus dedos hacen surcos en mi piel, en mi espalda. Después acarician mi
pelo, mi cabellera rubia. Nos miramos y nos sonreímos, con algo de nerviosismo.
No es la primera vez que nos besamos, pero sí que eres la primera persona por
la que siento algo así de especial. Tus dedos se abren paso por la tela del
vestido. Te das cuenta de que me he puesto ese vestido que tanto te gusta.Una
sonrisa se dibuja en tu cara. Tus dedos tratan de dibujar formas en mi piel, en
mi espalda, en mis manos.
El deseo se refleja en tus ojos.Tus manos acarician ahora mi pecho por
encima de la prenda de lycra, que se ajusta a mi cuerpo. Aspiras el aroma que
desprende... Sí, huele a mujer, a fémina ardiente. Te gusta. Me miras con
picardía.Puedo imaginar qué estás pensando, qué es lo que te gustaría hacer
ahora. Me miras, una vez más. Sólo de imaginar lo que vas a hacer me enciende
aún más.
Tus dedos acarician mi cuello, mi escote, mientras tus dientes me
muerden. Me duele un poco, pero no me quejo... Es algo que me gusta, que me
apasiona. Me perviertes. Muerdo mi labio inferior sabiendo lo que se avecina.
Tus manos vuelven a mis senos, dispuestos a acariciarlos. Primero, con ternura,
por encima de la ropa. Pareces adivinar mis pensamientos más pecaminosos.
Parezco adentrarme en tus deseos más oscuros. Tus caricias se vuelven algo más
feroces, más desesperadas y voraces. Extraes un pecho del vestido y lo
introduces en tu boca. No hace falta que digas nada. Veo reflejado en tus ojos
avellana el deseo. Una sonrisa viciosa ilumina tu rostro. Lames mi seno, lo
estrujas con un poquito de fuerza, ejerciendo la presión justa. Introduces mi
pezón en tu boca, y tu lengua se desliza sobre él.
Noto la erección en tu abultada entrepierna. Un gritito de placer se
escapa de mi garganta. Quiero sentir cómo te vas abriendo paso dentro de mí, de
mis entrañas, hasta llegar a caer desfallecida entre tus brazos cuando vuelve a
escaparse otro gritito de mi garganta, que acallas apartando los labios de mis
pechos e introduciendo tu lengua en mi boca.
Un murmullo seco ahogado por tus besos para que nadie sepa la forma en
que me amas y te entregas a mí. Quieres que me calle, pero al mismo tiempo que
chille....
Te colocas sobre mí. Siento cómo tu bulto crece bajo el pantalón, y tus
manos acarician ahora mi trasero, levantándome el vestido, notando el tejido de
las braguitas. Eso aún enciende tu líbido, tus ganas de poseerme ahí y en ese
momento preciso. No puedes esperar. Necesitas hacerme tuya. Necesitas que mis
jugos de mujer ardiente y niña viciosa al mismo tiempo se deslicen a lo largo
de todo el esplendor de tu miembro. Necesitas poseerme, demostrarme algo que ya
sé, una vez más, que eres tú el objeto prohibido de mis fantasías.Te lo digo al
oído....
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