sábado, 10 de agosto de 2013

pequeña novela..



-¡Venga, cabrón, despierta! Son las seis de la tarde y quedamos en que me llamarías. ¿Triunfamos o no?

-Perdona, pero es que estoy "reventao". Vale, sí, triunfamos…pero ahora tengo un reconcome por dentro que no veas. ¿Con qué cara le digo ahora a Marga que lo de ayer no fue…lo que ella cree?

-¡Tú eres gilipollas, Carlitos! ¿Mojas el churro por primera vez y ahora me vienes con escrúpulos morales? Ya te vale, mamón. Entonces, las gotitas…un éxito, ¿no?

-Algo increíble. Como que no las tenía todas conmigo. Vamos, que estaba por apostar que me querías gastar un bromazo. Pero fue echárselas en el cubata y no veas cómo se puso. A todo esto, ¿de dónde has sacado el frasquito milagroso?

-¿Cómo?...¡Joder! ¿Cómo se puso? No, me lo cuentas paso a paso, despacito y desde el principio…y no te cortes un pelo con los detalles. En cuanto a las gotas…psttt, uno que tiene contactos en Ámsterdam.

-Pues quedamos sobre las nueve para tomar algo. Te juro que estaba para comérsela. Cuando entró, no exagero si te digo que se hizo un silencio religioso en el chiringuito, con todos los fulanos comiéndosela con los ojos, y sus marujas mirándola de reojo y pensando: "menudo putón". Y es que Marga venía guerrera, no me cabe duda. A propósito, no me habías dicho que tu chica y Marga son amigas.

-Bueno, sí. ¿Pero qué tiene eso que ver?

-Nada, pero me extraña no haberos visto nunca juntos. Bueno, ya se sabe que el veranito está hecho para descansar de la parienta. Seguro que cuando llegue el frío no te separas de ella, bribón.

-¡Cagüental, Carlitos, déjate de rollos y al grano! ¿Le pusiste las gotas allí mismo o esperaste a llegar a la disco? Se me olvidó decirte que son de efecto inmediato.

-Vale, vale, enseguida empiezo con el grano. Y no, no pude ponérselas allí mismo. Recuerda que también estaba Choni presente. Menos mal, porque con el chiringuito lleno de familias cenando, el escándalo habría sido morrocotudo.

Estuvimos un rato picando algo, charlando y aguantando las indirectas que nos…bueno, que me lanzaba tu chica. ¡Menuda lengua viperina tiene la niña!

-Y no sabes tú lo bien que la mueve cuando tiene algo rico en la boca…No te jode el señorito éste. Pero deja ya en paz a mi churri, y al grano, coño.

-Pero es que me tenía frito con comentarios del tipo: "Uhm, riquísimas estas almejas. Jugositas y frescas. Se nota que son de aquí mismo" y le guiñaba un ojo a Marga, mientras lamía la almeja con una lengua que no era una lengua…era un pecado. Pero casi me atraganto cuando le pasó un brazo por la cintura y me soltó: "Hoy se ha puesto guapa, la jodía, ¿eh? Me apuesto la siguiente ronda a que se ha olvidado las bragas"…y empezó a tirarle hacia arriba del vuelo de la falda. Con decirte que respiré aliviado cuando dijo que se le hacía tarde y se tenía que ir. De despedida, a voces desde la puerta, aún tuvo la desvergüenza de chillarle a Marga: "Cuídame bien al guapetón. Y si no se porta como un machote, me lo dices, que te lo espabilo rapidito".

-A mí me vas a contar cómo se las gasta la Choni cuando se pone en plan…Pero la ronda le salió barata, ¿no?

-No hizo falta llegar a tanto. Les dije que invitaba yo, faltaría más.

-Búscate un buen especialista y que te revise la sesera, porque lo tuyo no es normal, macho. Ahora me explico cómo has conseguido llegar virgen a los veinte.

-Si te vas a poner borde, me callo y que te den, chulo de los cojones. ¿Ves? Ya me has obligado a decir un taco.

Bueno, pues después que se marchó Choni, pudimos charlar tranquilamente sin que nadie nos pusiese en apuros. Marga es una chica encantadora, sensible, con la cabeza bien amueblada y muy poco chismosa. Nada que ver con los pendones desorejados que me has presentado hasta ahora.

-Se te olvida añadir que también tiene un polvo de impresión…Pero, oye, lo de pendón desorejado no lo dirás por mi churri, ¿verdad?

-¿Cuánto hace que nos conocemos? ¿Tres semanas? Pues en tres semanas no hemos estado con ninguna chica que me atreviese a presentar a mis padres. Pero Marga es distinta. Tiene estilo. Tiene algo que la hace distinta a las demás. Tiene clase, eso es.

-Vale, está claro que te has enamorado, gilipollas. ¿Pero falta mucho para que acabes con las chorradas y empieces con el revolcón? Lo digo por si tengo que decirle a mi madre que me vaya preparando ya la cena.

¿Oye? ¿Carlitos? ¿Estás ahí?...Mierda, me ha colgado.

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-¡Qué fuerte, tía, qué fuerte!...¡Virgen!...¡Qué fuerte! ¿Así que yo hice de golfa para que tú te las pudieses dar de niña modosita, eh? Me debes una, Marga.

-¡Ja ja ja! Si me hubieras visto. Una actuación memorable, digna de un óscar. Aunque al principio me preocupé un poco, no creas. No me gustó un pelo la cara de susto que puso Carlitos cuando entré en el chiringuito. Ya te decía yo que el modelito de "Barby puta fina" no era el más adecuado para la ocasión.

-No, si enseguida me di cuenta de que no exagerabas cuando me lo describiste como el perfecto lechuguino. Pero hija, pensé que algo de sangre debía de tener en las venas. Y, hablando claro, guapa, ayer sólo me faltó sacarte una teta del vestido y metérsela en la boca. Ganas me dieron, no creas. ¿Tú estás segura de que no es marica?

-No seas burra, Choni. Te aseguro que no. Bueno, por lo menos ayer, no. Lo que ocurre es que se pasa de fino y el pobre es tan cortito que da grima. Al final, con el numerito de las gotas milagrosas…terminó cumpliendo en plan campeón. ¡Joder, como que aún tengo el chochito escocido!

-Lo que no acabo de entender son tantas molestias para acabar tirándote a un gilipollas como ése…por muy rubito y cachas que esté. Así que ya puedes empezar a largar, porque tengo encima un mosqueo que no es normal. ¿Te puedes creer que me acaba de llamar Toño para decirme que tu Carlitos, además de perdidamente enamorado, está arrepentidísimo de haber "abusado" de ti? Aquí hay gato encerrado y me lo vas a aclarar ahora mismo, cacho puta.

-Me tropecé con él hace cuatro semanas, en la playa. "Menuda pinta tiene el guiri. Una buena pieza para empezar con buen pie la temporada veraniega de caza", pensaba, mientras me lo comía con los ojos. Ya sabes que no me lo pienso dos veces a la hora de entrarle a un tío bueno…y éste era el típico "bollicao".

-¿Pensabas que era un guiri? ¡La leche, pero si no tienes ni puta idea de inglés! Con el francés te defiendes, siempre que no tengas que hablar, claro. Bueno, también tengo que reconocer que el griego lo dominas…¡Ja ja ja!

-La puta envidia que te corroe, so guarra. A lo que iba. Planté la toalla a la distancia justa: ni lo bastante cerca como para que pensara que ya me tenía en el bote, ni lo bastante lejos para que se perdiera el espectáculo. Un striptis de lujo, te lo digo yo…aunque sólo fuese de camiseta y minishort, para acabar en bikini. Pero lo importante es la pose…ya me entiendes. Y cuando doblo el espinazo, sacando el culo y metiendo la cabeza entre las rodillas, dejo tiesas todas las tiendas de campaña de los alrededores.

-No te cuento las hostias que le di a Toño, la última vez que fuimos juntos a la playa, putona. Esas cosas no se hacen cuando están delante los chicos de las amigas. Y no me digas más…vino a comer de tu palma como un pichón.

-Pues no, guapa. Fijar, se fijó. Eso saltaba a la vista, pero no movió un músculo…menos alguno que tapaba el bañador. Y me piqué, faltaría más. Así que me solté la parte de arriba….con idéntico resultado. Coño, te juro que me dio por pensar ni no sería un cura de vacaciones.

-¡Hostias, un cura! Eso sí que tiene morbo, tía.

-Ya te digo. Pillé un calentón de miedo. Y, no sé porqué, me dio por hacer el numerito del "bronceador susurrante". Ya sabes, el de me echo un chorrito de bronceador en el ombligo y empiezo a extenderlo lentamente por el estómago, luego paso a las tetas, las acaricio, aprieto un poco, las suelto, vuelvo a apretar, pellizco un pezón, luego el otro, los junto, me muerdo el labio y termino soltando unos gemidos que hacen ponerse a todos los espectadores boca abajo. Sólo que esta vez se me fue la mano y me puse como una moto.

-Lo tuyo es de juzgado de guardia. Pero si la playa tenía que estar hasta los topes…

-Ya te digo. Me cortó el vacilón un gilipollas, cuarentón, calvorota y barrigón, que vino a preguntarme si me encontraba bien. Lo mandé a tomar por el culo y me volví para echarle un vistazo a mi bollicao…pero el muy mamón había desaparecido. Te juro que es la primera vez que me pasa una cosa así. Juré venganza.

Volví a verlo un par de días después, con un par de viejos y una elementa -todos ellos de un pijo que te cagas-, comiendo en una terraza del puerto. "Ya está, asunto resuelto: un recién casado, con papá y mamá de carabinas", pensé. Pero me picaba la curiosidad, así que me senté en la mesa de al lado, poniendo la oreja y rezando para que el pollo no me reconociera vestida.

-Tía, esto es mejor que un culebrón venezolano. Me tienes sobre ascuas. ¿Y?...

-Pues que papá y mamá sí eran papá y mamá, la elementa era su hermanita, el pollo acababa de aprobar tercero de no sé qué coño de ICAI, el servicio doméstico del chalet, alquilado para toda la temporada, era un asco –se quejaba mamá-, las instalaciones del puerto deportivo eran de lo peor que había visto en su vida –se quejaba papá-, en las tiendas del pueblo no había más que baratijas –se quejaba la pija-, y Carlitos –todos lo llamaban Carlitos-, se quejaba de que se aburría como una ostra sin sus colegas de Madrid. Me dieron ganas de partiles la cara a los cuatro…pero tuve una idea mejor.

-Ahí es donde debemos entrar Toño y yo en este lío, ¿no?

-Exactamente. Primero convencí a tu chico de que me echara un cable, intimara en plan colega enrollado con el tal Carlitos y me lo presentara un par de días más tarde. A ti ni una palabra. Perdona, tía, pero no quería que me espantaras la pieza antes de haberle echado el guante.

-So guarra, pedazo puta, chocho loco. Eso no se le hace a una amiga. Y ya le ajustaré las cuentas a Toño mañana. Ése no me conoce aún cuando saco a relucir el genio.

-Procura no dejarle marcas en la cara y no se te ocurra darle patadas en los huevos…a ver si vas a estropear la mercancía. Bueno, a lo que iba. En dos semanas, todo lo más que conseguí fue hacer manitas y que me diera algún besito con lengua. ¿Y no va el gilipollas y me dice que si va muy deprisa se lo diga? Llegué a la conclusión de que había que animarlo por otros medios. Así que se me ocurrió decirle a Toño que empezara a comerle el coco con el asunto de las gotas milagrosas. Por muy tonto que fuese, seguro que había oído hablar de ellas.

-¿Y si se le llega a pasar la mano con la dosis?

-¿Tú estás tonta o qué, Choni? Ni gotas ni hostias. Eso es una leyenda urbana. Lo que Toño le dio fue un frasquito de esos de muestra de perfume…con agua del grifo. Y los 300 € que le cobró fueron su comisión por participar en el asunto.

-¡Ja ja ja! Bien por mi chico. Se acaba de librar de una buena ración de bofetadas…siempre que me lleve a cenar a un sitio caro.

-Tuve que hacerme la despistada hasta que se decidió a echármelas en el cubata…y ahí comenzó la función. Menos mal que era aún temprano y la disco del hotel estaba casi vacía, porque menos mamársela en la pista, le hice de todo. ¡Ja ja ja! No veas el careto de susto que tenía el pobre cuando le cogí la mano y me la metí por debajo de la blusa…para que viera que era verdad que el sofoco era producto de las palpitaciones. Me parece que era la primera teta que tocaba. Luego puso los ojos en blanco, cuando empecé a sobarle la polla por encima del pantalón. Y ni te cuento cuando empecé a bajarle la bragueta.

-No me digas que te lo tiraste en el rincón del reservado. Porque aún me acuerdo del numerito que armaste con el Sebas el año pasado. Coño, si se te oía berrear desde la pista. Pille tal calentón que tuve que hacerme un dedito con disimulo.

-Perdona, guapa, pero el pollón del Sebas es de los que te desencuadernan los huesos de la pelvis cuando te la clava. ¡Menudo animal! Bien creí que me partía en dos. A lo que iba, que aún tengo que llamar a Carlitos para quedar esta noche y terminar de echarle el lazo. Al final se decidió a dar el paso y me propuso ir a un sitio más tranquilo. "Lo que tú digas, mi amor" le susurré muy melosa en la oreja…antes de meterle la lengua dentro. Y el "desgraciao" me dice que tiene el coche aparcado cerca. Su puta madre, ya me veía yo con la palanca de cambio encajada en los riñones. Menos mal que estaba todo previsto y tenía las llaves de vuestro picadero.

-¿Queeé? Me parece que no me está gustando nada este asunto. Oye, cacho puta, júrame ahora mismo por lo más "sagrao" que no le has puesto la mano encima a mi Toño. Y no me mientas, que a ése sé cómo hacerlo cantar. Vamos, que si me huelo que me la habéis jugado, a él le corto los huevos y a ti te saco los intestinos por el coño. ¡Marga, júramelo!

-¡Pero mira que eres bruta, Choni! Vale, palabrita que no me lo he tirado, ni se me ha pasado nunca por la cabeza tirarme a tu chico. ¿Contenta? Y para que no te enfades, te diré que ni Carlitos ni yo tocamos la cama…antes de que me montes un escándalo por profanar vuestro nidito de amor. No hizo falta. Nada más entrar, en mitad del pasillo, le bajé los pantalones y le hice su primera mamada…con final feliz. Mierda, ni comérmela a gusto me dejó, el eyaculador precoz de los cojones. Tres lametones al capullo y ya me había llenado la boca de leche. "No pasa nada, cariñín" -le dije, después de tragármela-, "Ahora me lo haces tú a mí y quedamos en paz".

Ni puta idea que tenía de comerse un coño. Joder, pero si se asustó y todo cuando me cayó un hilito de flujo –es que estaba cachonda perdida ante la idea de estrenar una polla- y me preguntó si me dolía cuando tuve que señalarle dónde estaba el botoncito que debía chupar. ¡Tía, menudo lujo de comida de coño que me dio! Tres cuartos de hora lamiendo y chupando…y cuatro corridas que se tragó. Cuando la lengua ya le colgaba desmayada, me apiadé de él, cambiamos posiciones en el sofá y le enseñé cómo cabalga una amazona al paso, al trote y a galope tendido…¡Yi-Haaa! ¡Arre, Silver!

El resto de la noche se me fue en un suspiro. Bueno, y algún alarido también. Que aunque no fue como para tirar cohetes, el chico mantuvo la moral alta para repetir mamada, limpieza de bajos y misionero…seguido de mamada y enculada. Ah, y para terminar, masaje prostático con el último polvo. ¡No veas el bote que dio cuando le metí el dedo en el culo!

Al pobre lo tuve que llevar a rastras hasta el coche.

-¡Joder tía, lo tuyo es vicio y lo demás son cuentos! ¿Y cómo se supone que termina la bonita historia de amor?

-Mira, he echado cuentas. Si me quedo en el pueblo, algún desgraciado muerto de hambre, como el Sebas, terminará haciéndome un bombo. Y dentro de cinco años, me veo con un culo que cabe de milagro por la puerta de casa, aguantando a un marido en paro y a tres enanos futuros delincuentes juveniles. Para saber lo que me espera, sólo me hace falta mirar a mi madre. No, guapa, este cuerpo serrano no se va a pudrir en vida.

En septiembre rompo la hucha del cerdito y me largo a Madrid. Me matriculo en cualquier cosa que no sea muy complicada para una niña bien de provincias, termino de camelarme a "papuchi" y "mamuchi" –ya me conocen, de vista- y dejo que Carlitos me preñe…dentro de un par de años. Después, a vivir como una reina y a buscar una polla como Dios manda, que no dejará de haber buen género en la capital.

Por supuesto, estás invitada a la boda, pero no me pidas ser la dama de honor, ¿vale?

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