sábado, 10 de agosto de 2013

todo fue muy rapido



Nos saludamos en la calle con dos besos temblorosos en las mejillas, buscando provocar el deseo mutuo que hacía días sentíamos. No era necesaria la provocación, pero inevitable la tentación al acercarnos a las comisuras de nuestros labios.

Hablamos de banalidades, del tiempo caluroso, de cómo se portaba el perro, qué tal el aparcamiento…, -acabo de llegar del trabajo y me queda poco de paseo…- le dije. Nos dirigimos hacia mi casa, las dos con nervios en el estómago, no hacía falta ni preguntarlo, la excitación, la vergüenza, las miradas a los ojos furtivas… se palpaba en el ambiente. Entramos al ascensor y allí sin nadie observando en silencio… no podía más, me acerqué a su boca tanto tiempo deseada, tantas veces fantaseé besarla que saltándome todas las vergüenzas me lancé hacia ella cogiéndola con mi mano izquierda de la cintura, aunque sabía que no iba a intentar escapar, y por fin, los nervios de las dudas se fueron, y los de la excitación aumentaron, como un torrente, una avalancha, me inundó el deseo al sentir su cuerpo pegado al mío, al saborear su lengua y sus carnosos labios sólo podía disfrutar, no pensé en nada más…. Se paró el ascensor y salimos los tres, mi perro sería durante el resto de la tarde nuestro testigo mudo…

Como pude, entre pequeños temblores nerviosos encontré las llaves de casa, abrí la puerta y una vez estuvimos dentro, solté al animal, cerré con llave y sin esperar ninguna palabra suya me volví a acercar a ella, mi deseo dominaba a mi cabeza, acerté a decir en un susurro –Bueno, creo que ya hemos hablado mucho y… sabíamos lo que iba a pasar si nos veíamos…- Era mi modo de pedir permiso o justificar mi falta de conversación previa. Volví a besarla, a comerla y me respondía al beso con la misma intensidad y pasión, esta vez con las manos libres la abracé y no soy capaz de recordar el orden de mis caricias, le tocaba el pelo, le quité las gafas de sol, mis manos a un tiempo como una sola, bajando por su espalda hasta cerrar en su cintura, tan estrecha que creí que podría elevarla a pulso hasta el techo, fundí su boca con mi boca. Sus pechos pequeños y desafiantes rozando los míos a través de su fina camiseta, sus manos tocándome, buscándome…. El ansia me dominaba, me notaba húmeda desde… desde que el día anterior le confesé mis sentimientos chateando… no, no es la mejor manera de hacerlo pero las circunstancias…Todo fue tan rápido y tan lento a la vez…

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