Estoy
en mi cama durmiendo y de repente despierto, pero no estoy segura si estoy
despierta o en realidad sigo dormida. Estoy totalmente desnuda, de repente oigo
a alguien que se mueve en el cuarto. Está muy oscuro y no consigo ver nada. No
digo nada, la otra persona tampoco dice nada. Me toma de la mano y me levanta
de la cama. Quedamos de pie frente a frente y mi intuición me dice que mi
compañero de juegos es bastante más alto que yo. Comienza a acariciarme el pelo
suavemente, me da un beso en la nuca y un escalofrío me recorre de pies a
cabeza. Sigue besándome el cuello, sus labios suaves lo recorren con dulzura
mientras sus manos acarician mi espalda con movimientos acompasados. Estoy
excitada…Arqueo la espalda, echo el cuello hacia atrás para que pueda besarlo
mejor y con un movimiento suave, echo hacia atrás mi culito y choco
“accidentalmente” contra su pene erecto. ¡Él también está completamente
desnudo! Me mordisquea los hombros, los lame y empieza a bajar su boca por mi
espalda, poco a poco, unas veces deposita pequeños besos, otras veces su lengua
dibuja círculos sobre mi piel, que se eriza a su contacto. Estoy muy excitada,
muy húmeda y siento como mis fluidos resbalan por la parte interna de mis
muslos. Acaricia mis pechos con una lentitud deliciosa y cuando sus manos los
abandonan para dirigirse a mi espalda y bajar después hasta mis nalgas para
apretarme contra él, noto su pene erecto contra mi ombligo. Ahora es su boca la
que juguetea con mis pechos. Les da besos alrededor de los pezones sin llegar a
tocarlos y estos, desesperadamente erectos, le piden atención, entonces él
comienza a lamerlos, a hacer círculos alrededor de ellos con la lengua, a
mordisquearlos, a chuparlos. Mis piernas tiemblan, me pongo muy tensa, comienzo
a arquear la espalda para que, mis pezones están más cerca de su boca y
entonces tengo que agarrarme fuerte a su cuello porque noto que llega el
orgasmo, que me hace palpitar el clítoris y me arranca unos gemidos ardientes
que consiguen excitar mucho a mi compañero. Cuando acabo de correrme, su boca
abandona mis pezones. Sus manos acarician entonces mi cuello y noto su boca
suave sobre la mía, su lengua tibia inundando cada rincón de mi boca y mi
lengua entablando una excitante lucha con ella. Por primera vez mis manos
pueden recorrer sus brazos, su espalda, su abdomen y lo que descubren es un
cuerpo musculoso y caliente que está preparado para disfrutar y para hacer
disfrutar. Me lleva de la mano hasta la cama, me siento, noto cómo se pone
delante de mí, de pie, y al alargar la mano noto su pene. Está muy duro. Yo
estoy muy caliente. Tengo su pene cogido con mi mano y él contiene la
respiración. Saco mi lengua y lamo dulcemente su punta, Comienzo a masturbarlo,
a mover enérgicamente mi mano sobre su pene. Él está en tensión, suelto el pene
y lo lamo de abajo hacia arriba y cuando está bien húmedo me lo meto entero en
la boca y comienzo a chuparlo mientras con mis manos agarro sus nalgas para
acercarlo más a mí. Entonces él me empuja suavemente sobre la cama, quedo
echada y noto que él me separa las piernas… y una lengua exquisita busca mi
clítoris, lo encuentra y lo acaricia con maestría. Doblo las rodillas y llevo
mis manos hacia su cabeza, hundida entre mis piernas, para apretarla más contra
mí. Su lengua, muy larga, se introduce en mi sexo y sus movimientos me arranca
gemidos que enloquecen a mi compañero. Cojo su cabeza y la subo hasta la altura
de mi cara donde empieza a besar mis labios mientras yo me pongo encima de él
jugando con su capullo en la entrada de mi coño, él está enloqueciendo por
segundos hasta que con su mejor morreo empieza a introducirla. Nuestros gemidos
se hacen uno solo y yo ato mis piernas a su cintura para sentirlo más dentro de
mí. Mis piernas están muy abiertas y mi espalda muy tiesa, de modo que mis pezones
duros se rozan contra su pecho y mi clítoris toca en cada movimiento sus pelos
púbicos. Apoyo las manos en los bordes de la mesa y me abandono a un orgasmo
glorioso. Él está besándome en la boca y sigue moviéndose después de que yo ya
me he corrido… se mueve… se mueve… y atrapa mis pezones con su boca, yo noto un
calor que emana de mi centro y me envuelve y en la locura de la excitación le
muerdo en el cuello… y estallamos al unísono en un orgasmo que nos hace temblar
como hojas… nos desmoronamos sobre la cama, exhaustos, y no es para menos le
abrazo y nos dormimos. Cuando me despierto a la mañana siguiente pienso en lo
fabuloso que ha sido el sueño, pero…¡un momento!… se oyen voces, no puede ser
mis padres se han ido el fin de semana fuera. Salgo por el pasillo hacia la
cocina sin entender muy bien qué ha pasado y me encuentro desayunando a mi
chico me mira inquietantemente y me dice: “Buenos días, k-ry “. Le contesto
somnolienta y me siento a desayunar a su lado. Recordando que ayer por la tarde
vino a mi casa. Le contesto somnolienta y me siento a desayunar a su lado. Noto
mi cuerpo cansado, tan cansado como si en vez de ser un sueño, hubiera sido
real la maravillosa noche de amor… entonces miro hacia mi k-ry, que está
hablándome, y descubro que tiene un mordisco bien marcado en su cuello… No ha
sido un sueño. No puedo evitar enrojecerme y creo que lo ha notado.
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